La
Palabra de Dios es portentosa. Siempre hallamos en lo más sencillo grandes enseñanzas.
En lo que parece que no hay nada,
encontramos de repente un diamante que nos cala. Así es la misericordia de
Dios. Así trabaja.
Sabemos que Abraham recibió un llamado
directo de Dios, pero Abraham a su vez llamó a Lot con un llamado indirecto. Aunque
nadie puede llamar a otro si Dios no está en el llamamiento.
Así, Abraham quiso hacer partícipe a su
sobrino de las buenas nuevas, aunque de momento él no supiese a dónde iba ni lo
que habría de suceder con su vida.
Esa es la fe, y por eso Abraham es el padre
de la fe, porque se atrevió a creerle a Dios.
De lo que queremos hablar hoy es de un
contraste. Y decimos contraste porque Lot vio con sus propios ojos cómo Dios
bendijo a Abraham desde que dejó su tierra y su parentela, en obediencia.
Claro, todos sabemos que Lot escogió después ir por su propio camino, ir por los pastos verdes de la llanura que conducía a Sodoma. Y allí se quedó a vivir.
Y entonces pasó lo que tenía que pasar. Era tanta la maldad de los habitantes de Sodoma
y Gomorra, que Jehová se dispuso a destruir las ciudades de la llanura.
Y
cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras
ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas. Pero
Lot les dijo: No… (Gén. 19: 17-18).
Dios quería hacer algo de Su Voluntad, pero
Lot se interpone. Dios tenía planes para Lot y su familia, pero Lot le dice:
No.
Pasa que a veces el Señor quiere hacer algo
diferente en nosotros, en nuestros ministerios, en nuestras iglesias; Dios
quiere que salgamos de la llanura, que la dejemos atrás para siempre, que no
volvamos la vista a donde estábamos… pero nosotros decimos: No.
¿Qué sucede entonces? Sucede que nos
interponemos y le decimos a Dios lo mismo que le dijo Lot a los ángeles: No.
Dios quería que Lot dejara de vivir en lo
más bajo (destrucción) para llevarlo a lo más alto (bendición), pero Lot le
dijo: No.
(v,
17) Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa
al monte, no sea que perezcas.
Dios todo lo sabe. Sabe que si nos quedamos
en un mismo lugar no seremos bendecidos. Por eso Él tira de nosotros, nos toma
de la mano como hizo con Lot y su familia y nos dice: Escapa por tu vida, no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura.
¿Qué tiene de malo la llanura?
La llanura tiene muchos significados. A
veces nos conformamos con pastorear y allí nos sentimos muy cómodos. Pero no
queremos llevar el mensaje de Salvación al perdido, al pecador, al que no
conoce a Dios.
A veces condescendemos con el pecado, estamos
en lo cómodo, viviendo en la zona de confort, comiendo pastos verdes pero sin
trabajar en la obra que Dios quiere que hagamos.
Y entonces Dios hace algo para sacarnos. Y cuando
lo hace, lo primero que nos dice es: abandona esa llanura, escapa de allí,
mira hacia delante y no mires atrás.
Pero el Señor, que es Grande en
Misericordia, aún nos dice algo más importante… porque Él no solamente nos da
la orden de escapar, sino que también nos dice hacia dónde escapar, como hizo
con Lot.
…escapa
al monte, no sea que perezcas.
¿Y cuál suele ser nuestra respuesta?
Porque para muchos no es fácil dejar la
comodidad.
(v,
18) Pero Lot les dijo: No…
Siempre me he preguntado qué habría
pasado si Lot le hubiese dicho a Dios que Si.
Muchas veces me he preguntado qué capítulo se
hubiese escrito en Génesis si Lot hubiese obedecido el mandato de Dios, si Lot
hubiese estado dispuesto a creerle a Dios, dispuesto a ir más allá como hizo
Abraham.
Pero claro, el asunto no es ése. Esa
historia ya se escribió. Pero la nuestra apenas se está escribiendo.
De manera que nosotros, amados, aún estamos
en condiciones de obedecer al Señor y decirle: Si, Señor, heme aquí, yo iré.
Vemos que la desgracia de Lot fue no ir al
monte, que era donde Dios lo enviaba, sino haber escogido Zoar.
Lot escogió Zoar, Lot escogió lo más
pequeño, cuando Dios le estaba ofreciendo lo más grande, el monte, la bendición
de lo alto.
Y en ocasiones nosotros, en nuestro
conformismo, o incluso en nuestro temor, queremos quedarnos en Zoar, en lo más
pequeño, en vez de subir al monte.
Dios tiene algo más grande para nuestros
ministerios pero escogemos quedarnos cerca, ahí donde siempre hemos estado,
porque no estamos dispuestos a hacer lo que hizo Abraham, que dejó su tierra y
su parentela para obedecer al Señor, para subir al monte.
Aún así, Dios es tan bueno y tan Poderoso
que, ante nuestra negativa, amolda sus planes como hizo con Lot.
Porque la Biblia dice que aunque Zoar
estaba ubicada en la llanura, Jehová no destruyó Zoar por causa de Lot.
Y aquí vemos la Fidelidad de Dios en toda
su dimensión, vemos Su Gracia Eterna. Pero Lot, aunque fue declarado justo, no
fue usado más por el Señor. Abraham sí. Él habitaba en el monte.
Amados: Seamos entendidos en lo que Dios
quiere hacer en nuestras vidas. Su palabra es clara al respecto:
No
os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta. (Rom. 12:2)
¡Bendiciones para todos!
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