sábado, 17 de abril de 2021

Dios todo lo sabe


 



(Gálatas 6:7)

No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

 

Un agricultor que tenía sembradíos de trigo llevó un día a su hijita pequeña a sus campos…  y la pequeña se maravillaba al ver las espigas de trigo largas y esbeltas que se alzaban garbosas mirando al cielo.

Ésas espigas se veían soberbias y hermosas… y la niña le dijo: Padre, qué lindas se ven esas espigas que están derechitas… pero qué feas se ven aquellas otras, las que se doblan hacia el suelo… esas están feas en comparación con las esbeltas.

Entonces el padre fue y cortó algunas varas de trigo, las trajo hasta ella, y le dijo: Mira bien hija: estas espigas de trigo que te gustan más, las que están esbeltas, si te fijas bien, no tienen ninguna semilla, por eso crecen erguidas y no se doblan, porque están vacías.

Pero mira estas otras, las que a ti no te gustan… ve como se doblan a causa de la cantidad de semilla que llevan en su espiga…

Éstas llevan mucho fruto, y por eso siempre están dobladas, inclinadas, y no se ven bonitas a los ojos, pero son las que más quisiera yo tener en mis trigales.

Las que a tí te gustan, las que se ven bonitas, las tengo que cortar para sembrar otras, en espera de que las nuevas plantas sí den fruto.

Entonces la niña aquella aprendió una gran lección de su padre aquél día.

No todo lo que brilla es oro. Lo que parece que es, no es; y lo que parece que no es, es. Y Dios sabe muy bien quien lleva fruto y quien no. Dios sabe muy bien quien se dedica a la Palabra como lo habla la Biblia, y quien lo hace sólo por dinero, por cantidad de personas, o por otras razones.

Dios no puede ser burlado. Sírvele sin ningún interés monetario.

Sírvele por agradecimiento por todo lo que te ha dado.

Sírvele porque te ha apartado para el Día de Su Alabanza Eterna.

Sírvele porque Él dio Su Vida para salvarte sin que lo mereciéramos.

Sírvele porque Él Es Dios y merece toda la Gloria y la Honra.

Dios los bendiga amigos y hermanos.

Y si tú que estás leyendo esto no has recibido todavía a Cristo en tu corazón, hoy es el día para salvarte y servirle.

Repite esta oración conmigo. Dios está esperando a que la hagas:


Altísimo Padre Santo. Reconozco que soy un pecador y que te he ofendido. Me arrepiento de todos mis pecados. Te entrego hoy mi corazón. Entra en él y cambia mi vida. Le abro la puerta a Jesucristo, tu Hijo amado. Límpiame y lávame con la Sangre preciosa que Jesucristo derramó por mí en la cruz. Cámbiame y hazme la persona que Tú quieres que sea. Gracias por escribir mi nombre en el libro de la Vida, y gracias por regalarme la vida eterna.

En el nombre de tu Hijo amado Jesucristo.

Amén.


viernes, 16 de abril de 2021

Cristo viene!



 

Cristo viene!

El nacimiento del Salvador del mundo en el pesebre de Belén, fue definido como “el nacimiento del rey” (Mat. 2:2) por aquellos sabios de Oriente que le buscaban para adorarle. 

Este Rey terminó sus días clavado en un madero, tras la burla y el escarnio de quienes le ejecutaron en nombre de la humanidad.

Pero Jesús trajo vida y luz a este mundo, porque Él mismo es la Luz y la Vida. 

Las multitudes necesitadas recibieron el poderoso efecto del evangelio sanador y luego fueron alimentadas por Su palabra que edifica sobre la Roca firme.

Los siglos han pasado, y el evangelio del reino de Dios sigue produciendo el mismo efecto. 

Hoy día, hay un pueblo sobre la faz de la tierra que ha heredado una fe y un testimonio indestructible, que tendrá una gloriosa culminación cuando Cristo vuelva con poder y gran gloria.

Entretanto, una plaga con características bíblicas azota hoy al mundo entero. 

De alguna manera, el Dios todopoderoso ha permitido este dolor y angustia, para despertar a los hombres en estos días en los cuales Su nombre es rechazado y vituperado por una sociedad secularizada y apartada de Dios.

Sin embargo, el Señor es amado y anhelado hoy por quienes hemos creído en Él. 

Son evidentes las señales de su regreso. 

Anímense los desalentados, y reciban consuelo los santos fieles de la tierra: 

¡He aquí, Cristo viene!


No estás solo

  Yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron». – 1 Reyes 19:18. Remanente ...