El Antiguo Testamento es
una rica veta de oro para los estudiosos del Nuevo Testamento.
Allí están representados
simbólica y tipológicamente los principales hechos y realidades espirituales,
con una gran variedad de significados.
Y de todos los símbolos y
tipos, la Tierra de Canaán es una de las principales... ¿Qué representa?
La Tierra Prometida es
Cristo, para ser recibido en posesión y para ser disfrutado.
Cada palmo de esa Buena
Tierra espera por nosotros para que pongamos sobre ella nuestro pie y la
hagamos nuestra (Deut. 11:24).
Porque las riquezas de
Canaán son inefables. Y (Deut. 8:7-10) nos da una bella descripción.
Cada vertiente, cada flor,
cada árbol. Cada surco es objeto de la mirada atenta de Dios (Deut. 11:12).
¡Oh, de verdad, Cristo es
precioso!
Con razón, el salmista afirmaba:
"Jehová es la porción de mi herencia
y de mi copa; Tú sustentas mi suerte. Las cuerdas me cayeron en lugares
deleitosos; es hermosa la heredad que me ha tocado" (Sal. 16:5-6).
Y el apóstol Pablo decía:
"(Cristo) En quien están escondidos
todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento" (Col. 2:3).
Cristo es la Buena Tierra
que esconde tesoros.
Israel no conquistó, por
pereza o por cobardía, toda la tierra que Dios le dio. Mas que no ocurra así
con nosotros respecto a Cristo.
Porque cada vericueto,
cada brizna de hierba, cada metro cuadrado (por decirlo así) esconde algún
tesoro que espera por nosotros.
Ellos no están a la vista,
para que no los pisoteen los cerdos. ¡Están escondidos, pero no tanto como para
que no puedan ser halladas, si lo pedimos al Padre!
Cristo es el Don de Dios,
precioso y perfecto. Más que el Edén de Adán, más que el Canaán de Israel (las
cuales son sólo figura y sombra) es el Cristo de Dios para aquellos a quienes
ha sido revelado.
Así que, ¡adelante,
cristianos! ¡A tomar posesión de la Tierra!
Vemos que a cada cristiano
le es dada una porción de Cristo. Ningún cristiano particular puede conocerle y
disfrutarle enteramente. Tampoco puede expresarle completamente.
Pero una porción es
suficiente para el regocijo de cada uno.
Y al juntarnos todos en
amor y al compartir lo que de Cristo hemos recibido, vemos a Cristo completo,
expresando todas sus inefables gracias en el cuerpo que es la iglesia. ¡Y entonces
toda la heredad viene a ser nuestra y es disfrutada en comunión!
En Canaán, en Cristo, está
el reposo del cristiano. Está el reposar de los ataques de los enemigos, y de
Amalec, que es, por fin, destruido (Deut. 25:19).
Cristo es también el
reposo de las obras de la Ley. La carne y sus obras quedan atrás. Ahora
entramos al régimen del Espíritu Santo.
En Cristo está la plenitud
y la riqueza. En Cristo, y sólo en Él está la perfección… todo en Él es
deleitoso.
¡En Cristo somos hallados
perfectos!
¡Nada menos que eso ha
preparado Dios para todos los que le aman!
¡Dios te bendiga!
Aguasvivas.cl
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