En Mateo 18, los
discípulos, al igual que todos los hombres, tenían preocupación por ese asunto
de quién sería el mayor.
Entonces dice la Biblia
que el Señor les enseña a través de un niño… y les dice que ellos tienen que
volverse como un niño y humillarse como un niño.
Más aun, el Señor Jesús
mismo se identifica con los niños al decir: "Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño, a mí me recibe".
Luego, en los versículos
siguientes de este capítulo de Mateo, el Señor trata de lo importante que son
los pequeños para Dios.
En el mundo, los pequeños son
menospreciados… no así en el reino de Dios.
Y uno de los castigos
mayores lo recibirán quienes hagan tropezar a los pequeños.
Es interesante observar
que esta es la última enseñanza del Señor antes de dejar Galilea.
Con esto se cierra este
ciclo, y el Señor se encamina ahora hacia Jerusalén, a la cruz.
Sin embargo, antes de
hacerlo, el Señor enseña sobre la humildad.
Él había escogido una
ciudad galilea para dar sus primeros pasos como hombre (Nazaret), luego había
escogido otra ciudad galilea como centro de su ministerio (Capernaum); todo es
concordante con la humildad de Aquél que descendió de Su Trono de Gloria para
hacerse Hombre.
Pero el mensaje de la
humildad no comenzó en Mateo 18, al terminar su ministerio en Galilea.
En realidad, este mensaje
lo predicó Jesús desde mucho antes, haciéndolo con sus hechos, con su propia vida.
Y ahora, al finalizar,
están sus palabras. Él había dicho que un perfecto maestro es aquel que primero
hace, y luego enseña (Mat. 5:19; 7:24).
Por eso sólo ahora, al
final, encuentran lugar sus preciosas palabras.
Sí; no es la voluntad de
Dios que se pierda un pequeño.
Cuando ellos se
descarrían, hay que ir a buscarlos… y si ellos nos ofenden debemos intentar
ganarlos.
La pregunta de los
discípulos se centraba en quién sería el mayor… en cambio, el Señor les vuelve
la mirada hacia los pequeños.
Ellos miran hacia arriba,
pero el Señor los hace mirar hacia abajo.
No deben mirarse a sí
mismos, sino a los pequeños. ¿Qué es lo que ellos necesitan? ¿Cómo servirles?
Amados: Las respuestas del
Señor no suelen ser directas, pero son muy efectivas.
Si miramos atentamente,
veremos que él dijo lo adecuado.
El problema nuestro es que
no siempre asociamos bien lo preguntado, con las respuestas del Señor.
¿Tienen los discípulos
conciencia de ser mejores, o mayores?
¿Hay en su corazón afán por
estas cosas?
Entonces, de ser así,
bajen de sus alturas… cuiden de hacerse como un niño, de atender a los pequeños
y de no ser tropiezo a ellos.
El capítulo 18 de Mateo
está enteramente dedicado a este asunto… incluso la parábola de los dos
deudores, con que finaliza.
Los pequeños deben ser
atendidos, cuidados y enseñados, para que nadie se ensoberbezca, para que nadie
se infatúe con pensamientos de grandeza.
Para que nadie quiera ser
el mayor, sino sirviendo a los demás.
Aguasvivas.cl
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