El libro de Génesis dice que cuando Dios
creó a Eva, hizo caer en un sueño profundo a Adán, y mientras dormía, abrió su
costado y tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la
costilla que Dios tomó del hombre, hizo a la mujer, y la trajo al hombre
(2:21-22).
Así, lo que había sido tomado del hombre,
volvió a él en forma de mujer. De lo hecho por Dios, Adán pudo entender la
íntima relación que había entre él y la mujer.
La mujer no fue creada fuera de él, sino
que fue creada a partir de su mismo cuerpo. Lo que volvió a él era hueso de sus
huesos y carne de su carne. Eso se reflejó en el nombre que Adán le puso a su
mujer: “Varona”, porque –dijo él– del “varón” fue tomada.
Miles de años después, hubo una escena
similar en el Gólgota.
Los soldados se acercaron a los
crucificados para quebrarle las piernas, y apurar su muerte.
Como el Señor Jesús ya estaba muerto, le
eximieron de esto, y en su lugar le abrieron el costado con una lanza, “y al instante salió sangre y agua” (Juan
19:34).
En ese justo momento se sellaba el
nacimiento de la iglesia, y el modo como habría de ser limpiada de sus pecados
(1 Juan 1:7), y lavada de toda mancha (Efesios 5:25-27).
El sueño de Adán es la muerte de Cristo.
Y del costado herido del Señor Jesucristo,
de ese costado bendito, el Padre tomó una costilla del postrer Adán (Cristo), e
hizo la Iglesia.
¿Qué nombre será el que Cristo dio a la
Iglesia, al verla ante sí presentada por el Padre?
La Biblia dice que Adán puso a Eva un
nombre que era una derivación del suyo propio.
¿Será el nombre de la Iglesia algo así como
Crista, o Cristiana?
Amados: Habrá un día en que todas las cosas
llevarán un nombre nuevo, uno que corresponda con la verdadera naturaleza de
las cosas y las personas, que correspondan con el propósito inicial de Dios y
con su obra acabada en ellos (Ap. 2:17).
El apóstol Pablo, en su carta a los Efesios,
cuando describe el matrimonio, dice que éste es un gran misterio, y que al
hablar de matrimonio, él en verdad está hablando de Cristo y la Iglesia.
El matrimonio humano es, entonces, tan sólo
una alegoría de aquel verdadero matrimonio entre Cristo y la Iglesia.
La primera expresión en el tiempo de esa
unión de Cristo y la Iglesia es la unión de Adán y Eva. En el relato del
Génesis podemos, entonces, conocer lo que ocurre –tal vez no a nuestros ojos,
sino a los ojos de Dios– con cada matrimonio terrenal.
Podemos ver a Dios haciendo dormir a cada
hombre para sacar de su costado a su mujer, para que éste, al verla, exclame
maravillado: “Esto es ahora hueso de mis
huesos y carne de mi carne”, para que la unidad perfecta no sea sólo cosa
de la Escritura, sino una unidad de hecho, reflejada perfectamente en cada
pareja.
Aguasvivas.cl
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