Sabiendo
que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de
Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados
por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de
la ley nadie será justificado.
(Gálatas 2:16)
"Tenemos dos mentes, una que piensa, y
otra que siente", dice Daniel Goleman en su libro "La inteligencia
emocional".
Esta es una de las revolucionarias frases
que contiene el libro, uno de los grandes best-sellers de los últimos años.
La educación que se imparte en las escuelas
–plantea Goleman– fortalece la inteligencia racional, pero descuida la
inteligencia emocional. Esto trae insatisfacción y frustración.
Por eso él propone el cultivo de actitudes
que desarrollen, por ejemplo, el optimismo ("que favorece a los enfermos
del corazón"), y la esperanza ("que tiene poder curativo").
Goleman sostiene que, quitando la ira, la
ansiedad y la depresión podremos quitar el cáncer y otras enfermedades
crónicas.
Este escritor pone su esperanza en una
nueva educación que prepare de verdad a los jóvenes para la vida. Dice:
"Imagino un futuro en el que la educación incluirá como rutina el inculcar
aptitudes esencialmente humanas como la conciencia de la propia persona, el
autodominio y la empatía, y el arte de escuchar, resolver conflictos y
cooperar."
A ver. Es probable que el planteamiento de
Goleman llene un supuesto vacío en la enseñanza formal de los colegios. Sin
embargo, ¿es esta la panacea para solucionar definitivamente los problemas del
hombre?
Su planteamiento no es distinto de muchos
otros que hace la ciencia actual.
En efecto, hay una tendencia actual en la
literatura, conocida como la literatura edificante, algunos de cuyos
representantes son autores como Rampa, Mandino, Coelho, etc.
En esta literatura se intenta dar recetas
para mejorar al hombre. Son el equivalente, en el plano valórico, a lo que es
la divulgación científica en el plano de las ciencias. Sus cultores no son
moralistas de nota, sino divulgadores de moral.
Ellos creen poder mejorar al hombre desde
afuera, estimulando el cultivo de ciertos valores. Propician algo así como una
religión sin Dios.
Pero la esperanza de que el hombre pueda
ser mejorado en su condición sicológica, y su pretensión de un futuro mejor
gracias a los efectos benefactores de una mejor educación son similares a las
aspiraciones de los iluministas franceses del siglo XVIII.
Si miramos a la luz de la Biblia, podemos
afirmar que tales pretensiones no tienen mucho asidero, por cuanto "lo que es nacido de la carne, carne es."
(Juan 3:6)
Así que nada de lo que el hombre haga puede
cambiar la naturaleza del hombre.
El hombre no puede sacarse de encima la
ira, ni la ansiedad ni la depresión, porque el hombre es constitutivamente
hablando un ser caído, que necesita de la gracia de Dios.
Por eso el hombre no alcanza una solución
definitiva con promover actitudes de optimismo o de esperanza. Es verdad que
esas actitudes pueden mejorar algunos de los síntomas del mal, pero no pueden
con el mal.
El hombre es como un vestido viejo que no
puede ser parchado sin que se rompa. La solución, por tanto, no es remendarlo
por partes, sino reemplazarlo por otro nuevo. Y eso sólo lo puede hacer Dios.
El hombre no puede mejorar al hombre. Los
mismos que pretenden hacerlo están definitivamente mal. Ellos mismos necesitan
un Salvador más grande que ellos.
Dios sabía muy bien todo esto, y por eso
envió a su precioso Hijo para salvar al hombre.
Y la condición para recibir la salvación es,
justamente, reconocer que no podemos salvarnos por nosotros mismos y que
necesitamos de un Salvador.
No hay posibilidad alguna de cambio de
naturaleza si no es por el nuevo nacimiento, que es por el Espíritu de Dios.
Sólo si creemos en el Señor Jesús como Hijo
de Dios, tendremos una nueva naturaleza que no necesita ser mejorada.
Solamente en Cristo, las cosas vienen a ser
todas nuevas.
(2 Corintios 5: 17) De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
¡Bendiciones para todos!
Aguasvivas.cl
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