lunes, 18 de mayo de 2015

El Hombre




Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: !!He aquí el hombre!
(Juan 19: 5)



La Escritura dice que Pilato dijo de Jesús a los principales sacerdotes y a los alguaciles: “¡He aquí el hombre!”.

Y estas palabras de Pilato fueron dichas con un aire burlón; son claramente las palabras de un hombre que ostenta el poder.

Porque hay sorna en sus palabras. Como diciendo: “¡Ahí tienen al polémico, al que provoca disturbios y pasiones encontradas! ¡Ese es el galileo, considerado tan peligroso, pero helo ahí ¡tan indefenso!”

Pilato tenía una amplia cultura romana. Era un intelectual, y como tal, se daba el gusto de satirizar con las sutilezas de su alma refinada.

Mas en un lugar cercano de allí, en esos mismos momentos, está Pedro calentándose junto a una hoguera que los siervos y los alguaciles han encendido, porque hace frío.

Una mujer entonces le dice al discípulo: “¡Tú también estabas con Jesús el galileo!”. A lo cual Pedro responde, maldiciendo y jurando: “¡No conozco al hombre!”

Pilato dijo: “¡He aquí el hombre!”. Pedro dijo: “¡No conozco al hombre!

¡También Pedro dice no conocer al hombre!

Y en realidad y en cierto sentido, Pedro decía verdad, porque él no sabía lo que había en su propio corazón, cuando presumió de defender al Señor a costa de su vida.

Pero aquí dice desconocer a Jesús, el Galileo. El Señor Jesús es el hombre despreciado, traicionado por sus íntimos. Es el hombre menospreciado por el amigo más leal.

Que Pilato le menospreciase, es pasable, porque no había caminado con él tres años y medio, ni se había postrado a sus pies para adorarle.

Pero que Pedro lo desconociera, ¿quién puede entenderlo?

Así que consecuentemente, Pilato y Pedro se ponen a prudente distancia del que es puesto en un lugar de maldición.

Ambos se escabullen, uno lavándose las manos, y accediendo a que martiricen a un hombre inocente; el otro se escapa, jurando y maldiciendo, para no comprometerse con aquél hombre que parece estar en bancarrota.

Pero no importa si fueran lejanos o cercanos. Todos pusieron tierra de por medio en la hora suprema. Para que toda la Gloria sea por siempre para aquél que sufrió el castigo por todos los hombres de todas las generaciones.

Para que nadie pueda exhibir mérito alguno.

Ni ayer ni hoy.

¡Dios les bendiga!





Aguasvivas.cl


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