Tema:
Mirad a mi
Texto: (Isaías 45: 22) mirad
a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no
hay más.
Oración: Toda la gloria para mi Señor Jesucristo.
Ustedes ven que la Palabra de Dios dice claramente
en este texto: Mirad a mi, y sed salvos…
Entonces miren a Dios, miren a Dios para
salvarse.
Porque solamente hay una forma de salvarse,
y esto es mirando a Dios, mirando a Cristo Crucificado.
Hoy mucha gente está mirando muchas otras
cosas: miran a los ídolos, miran las religiones, miran a los líderes, miran a
los predicadores…miran a los palacios, miran al poder y el dinero.
Pero Dios dice: Mirad a mi… mirad a mi, y sed salvos.
Vamos a leer (Núm. 21: 4-9) Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la
tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino. 5 Y habló el pueblo
contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que
muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene
fastidio de este pan tan liviano. 6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes
ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. 7 Entonces el
pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y
contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró
por el pueblo. 8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla
sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. 9 Y
Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna
serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.
El pueblo de Israel miraba a Egipto, miraba
las ollas llenas de comida, miraba la tierra de Gosén donde vivieron por
generaciones. Ellos seguían mirando a su pasado, a pesar de que Dios les
mostró su poder y gloria y los sacó de Egipto hacia la tierra prometida.
Pero ellos murmuraron contra Dios y contra Moisés,
y menospreciaron el maná, y por ello Dios mandó serpientes ardientes al
desierto.
Hermanos, a veces menospreciamos el pan, el
pan de Dios, el pan de vida. Debemos tener mucho cuidado con eso.
(Juan 3.14) Y como Moisés levantó la serpiente
en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado.
La serpiente de bronce del desierto es un tipo
de Cristo; es un cuadro de la salvación que está disponible en Cristo para todo
aquél que cree.
Vamos a ver algunos puntos sobre este texto
de la Biblia, y rogamos al Señor que nos hable por su Espíritu Santo hoy:
Tenemos
primero la necesidad.
El pueblo pecó contra Dios, y por eso ellos
estaban muriendo, porque «la paga del
pecado es muerte», dice (Rom. 6.23) Porque la paga del pecado es muerte, mas la
dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Todos somos pecadores, y a toda persona
nacida en este mundo lo ha mordido la feroz serpiente del pecado; por eso está
destinada a morir.
Así que hay una necesidad, una necesidad de
salvación de la muerte. ¿Y cómo podría el hombre salvarse de la muerte?
Sólo
por la Gracia de Dios.
Fíjese: Dios podía haber ignorado la necesidad
de la gente, porque ellos merecían morir en el desierto. Pero su amor y su gracia
proveyeron el remedio.
La Biblia dice que hubo una intercesión de Moisés
(v, 7) Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo:
Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que
quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.
Y esta oración de intercesión de Moisés nos
recuerda la oración de Cristo en la cruz: «Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Luc 23:34).
Pero veamos algo: ¡Qué raro que Moisés
hiciera otra serpiente, cuando fueron las serpientes las causantes del problema,
y eran ellas las que estaban matando a la gente!
¿Qué no había ya suficientes serpientes en
el campamento?
Pero la serpiente de bronce es un cuadro de
Cristo, porque Cristo se hizo pecado por nosotros.
(2 Cor. 5:21) Al
que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos
hechos justicia de Dios en él.
La serpiente era de bronce, y el bronce es
el metal que habla de juicio. Y en la cruz del calvario, Cristo llevó el juicio
por nosotros.
Tenemos que ver que la serpiente no fue
eficaz en las manos de Moisés, ni tampoco fue guardada en un
anaquel. La Biblia dice que tenía que ser «levantada».
(Juan
3: 14) Y como Moisés
levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el hijo del hombre
sea levantado…
Cristo tuvo que ser crucificado, Cristo
tuvo que ser levantado para que nosotros fuéramos salvos de la muerte eterna.
Pero
se necesita fe para creerlo.
Dice la biblia que el pueblo oró: «¡quítanos las serpientes!». Pero el
método de Dios fue vencer el aguijón de la muerte por la fe.
Porque Dios dijo: «¡miren, y vivan!». Ésa fue la orden de Dios a Moisés. Y es lo mismo
que dice (Isa. 45:22) mirad a
mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy dios, y no hay
más.
Fíjese en esto: Dios no hizo desaparecer
las serpientes, ni dijo que se aplicaran antídotos contra el veneno, ni que el
pueblo huyera de ellas.
La salvación vino al mirar por fe a la
serpiente de bronce levantada en el centro del campamento.
Así que no hubo que hacer ninguna ofrenda,
ni ninguna otra cosa. Sólo mirar, mirar por fe a la serpiente de bronce,
creyendo en la palabra que Dios dijo.
La
serpiente de bronce estaba disponible.
Veamos que la serpiente no se levantó en
algún rincón escondido. Se levantó justo en el centro del campamento, donde
todos pudieran verla y vivir.
Y así Cristo está a nuestra disposición hoy;
Él no está lejos de ti.
(Rom. 10: 8-11) Cerca
de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que
predicamos: 9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres
en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el
corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 11
Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.
Entonces el remedio está al alcance de
todos: «el que quiera, tome…», eso es
lo que dice (Apo.
22.17).
El
remedio de Dios es gratuito.
Porque a los israelitas del campamento no
les costaba nada mirar y vivir.
Tal vez ellos no entendieron el cómo, o el
porqué de todo eso; pero, ¿quién puede entender la salvación de Dios, ¿quien
puede entender su amor por el pecador más vil?
Pero si Dios dice: mirad a mi, y sed salvos… entonces podemos creer en el Señor Jesucristo,
y mirarlo a él, y viviremos por la fe, ¡Aleluya!
El
remedio es suficiente.
Amigos, amigas: una sola serpiente
levantada era suficiente para todo el campamento. Dese cuenta que no hubo dos,
ni tres; solamente una.
Y sólo Cristo es todosuficiente para nuestra
salvación. No necesitamos nada más. El
que se estaba muriendo en el desierto por la mordedura del pecado no se salvaba
por guardar la Ley, ni por traer un sacrificio, ni por prometer portarse mejor.
Se salvaba por sólo creer la Palabra de
Dios, o sea por la fe. Cristo es el remedio suficiente para la muerte, y para
suplir todas nuestras necesidades para el tiempo y la eternidad.
La
sanidad es inmediata.
La salvación no es un proceso. Es un
milagro de Dios inmediato que ocurre cuando el pecador mira a Cristo con fe
auténtica en su corazón. Y Dios conoce
los corazones, Dios mira dentro de los corazones.
Un proceso es la santificación del que es
justificado, pero no la salvación.
Cristo, en su muerte y resurrección no nos
salva poco a poco. Nos salva instantáneamente, inmediata y completamente.
Es
un remedio para todos.
Hay gente insensata que está diciendo y
enseñando que todos los caminos conducen al cielo, y que hay muchas maneras de
ser salvos.
Pero en el campamento de Israel sólo hubo
una manera de ser salvo de la muerte. Así que sólo hay un camino.
(Juan 14:6) Jesús
le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mí.
(Hch. 4:12) Y
en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a
los hombres, en que podamos ser salvos.
Entonces, si un pecador no mira a Cristo por
su fe, estará perdido para siempre. Es Dios quien dice esto.
Es
doble seguridad.
Toda esa gente que se estaba muriendo, ¿cómo
sabría que el remedio serviría?
Bueno, primero que nada, ellos tenían la
seguridad de la Palabra de Dios.
Dios había prometido que cualquiera que mirara
a la serpiente de bronce, viviría, y Dios nunca miente.
Segundo, ellos podía ver lo que ocurría en
la vida de los otros que miraban y vivían.
O sea que los mordidos pecadores tenían que
depender solamente de lo que Dios había prometido, y eso es lo que nosotros
tenemos que creer, hermanos.
¿Sabe que todo esto le parece necio a la
gente del mundo, dice (1 Cor. 1:18–21)…
Porque la palabra de la cruz es locura a
los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de
Dios. 19 Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé
el entendimiento de los entendidos. 20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el
escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la
sabiduría del mundo? 21 Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no
conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por
la locura de la predicación.
¿Parece locura la orden de Dios? Porque
imagínese, ¡mirar a una serpiente de bronce levantada en el desierto para ser
salvos de la muerte!
¡Como que eso reta la razón y los
pensamientos más íntimos de los hombres!
¿Saben una cosa? Hoy la gente se mofa de la
cruz, mientras que tratan de matar sus serpientes y de fabricar nuevos antídotos
contra las mordeduras del pecado.
¡Pero cada remedio que el hombre ha fabricado,
ha fracasado, y fracasará!
Filosofías, religiones, reformas,
educación, leyes humanas, enseñanzas de la nueva era… todo ha tenido su día,
pero la gente sigue muriendo en el pecado para irse al infierno por incrédulos.
Porque la única respuesta para salvación es
la cruz de Jesucristo, el Salvador del mundo.
Cierre
¿Sabe
usted que los judíos conservaron esta
serpiente de bronce y la convirtieron, tiempo después, en
ídolo?
(2 Reyes 18:4) El
quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera,
e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta
entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán.
Así es la naturaleza humana: miran al
objeto material, pero ignoran al Dios creador Todopoderoso que merece toda nuestra
adoración.
Porque adorar un objeto o una imagen es
idolatría.
¿Qué dice (Rom. 1:25)?: «honrando y
dando culto a las criaturas antes que al creador».
Por eso el rey Ezequías hizo pedazos a la
serpiente ídolo, y la llamó «nehustán»,
«pedazo de bronce».
Nos preguntamos: ¿Qué pensará Dios de los
millones de ídolos esparcidos en todo este mundo?
¿Qué pensará Dios de los pedazos de madera
o metal que la gente adora y que le
roban la gloria que El Señor nuestro Dios se merece?
¿Qué pensará el Señor de todo eso,
hermanos?
¿Y cómo se dolerá Dios de los hombres que
por su idolatría y falta de entendimiento se pierden en el infierno para
siempre?
Vamos a dar gracias al Señor por esta
palabra, y todo el que quiera venir, venga y reciba la salvación, en el nombre
precioso de Jesús.
Te invito a hacer la oración de fe en este
momento, para que seas salvo de la condenación eterna. Te invito a mirar a la
serpiente de bronce, te invito a mirar a la cruz de Cristo, te invito a recibir
en tu corazón a Jesucristo, el Hijo de Dios, para que seas salvo tú y tu casa.
Repite conmigo esta oración ahora:
Altísimo Padre Santo.
Reconozco que soy un pecador y que te he
ofendido. Me arrepiento de todos mis pecados. Te entrego hoy mi corazón. Entra
en él y cambia mi vida. Le abro la puerta a Jesucristo, tu Hijo amado, que
murió y resucitó de los muertos para salvarme del infierno.
Límpiame y lávame con la Sangre preciosa
que Jesucristo derramó por mí en la cruz del calvario. Cámbiame Señor y hazme
la persona que Tú quieres que sea de hoy en adelante.
Te doy gracias por escribir mi nombre en el
libro de la Vida, y gracias por regalarme la vida eterna.
En el nombre de tu Hijo amado Jesucristo.
Amén.
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