Si bien la profecía de Oseas revela el corazón de Dios, la profecía de Joel revela la mano de Dios, la mano que controla el destino, la mano que mueve la historia.
Durante siglos enteros los hombres han estado buscando el principio alrededor del cual giran los acontecimientos de la historia, y desde el amanecer de la historia se ha intentado repetidamente adivinar cuál es ese principio.
Hace mucho tiempo, a los grandes filósofos griegos se les ocurrió la idea de que la historia se mueve en círculos y uno de los actuales historiadores, Arnold Toynbee, está de acuerdo con este concepto. Aristóteles dijo también que la historia sigue esta clase de curso. Dijo que primero surgió un tirano, un hombre de hierro, que ejerce el control sobre una nación o un grupo de personas y gobierna hasta que termina la dinastía. Entonces el control se transfiere gradualmente a una familia de aristócratas que gobiernan y su poder se deteriora gradualmente hasta que el control pasa al pueblo y esto es lo que se conoce como democracia.
Pero una democracia también sufre un deterioro y cede gradualmente al colapso del poder y a esto sigue la anarquía. Y de la anarquía surge un tirano que de nuevo se apodera del control y así sigue el ciclo de la historia y hay mucho de verdad en esta teoría.
Una de las declaraciones más significativas que jamás se han escrito en
Y siempre que se ha hecho esa declaración ha significado que el juicio de Dios estaba cercano. Porque el Espíritu de Dios contiende con el hombre pacientemente limitando el mal de manera que la vida humana pueda continuar.
Dios intenta ganarse a los hombres reteniendo las fuerzas destructivas de los acontecimientos humanos, pero al final la paciencia de Dios se acaba y llega un momento, algo que se ha venido repitiendo a lo largo de la historia humana, en el que Dios le dice a una nación o a una persona: "No contenderá mi espíritu para siempre con el hombre."
Y cuando Dios deja de lado a su Espíritu, es decir, la fuerza que controla la vida, todo se colapsa y entonces es cuando tienen lugar las catástrofes y su juicio cae sobre la humanidad, que es precisamente el mensaje esencial del libro de Joel.
Algo hay en el Libro de Joel que habrá que escudriñar, así que hay que leerlo. No es tardado porque sólo tiene tres capítulos.
Jesucristo dijo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”.
[Juan 5:39].
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