sábado, 26 de abril de 2008

Defiéndete del enemigo


TÍTULO: DEFIÉNDETE DEL ENEMIGO


TEXTO:
[1 JUAN 1:9]
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”


ORACIÓN: TODA LA GLORIA PARA MI SEÑOR JESUCRISTO.


INTRODUCCIÓN:

Si bien somos hijos de Dios, no somos inmunes desde luego de cometer equivocaciones.

La Biblia dice que Satanás nos acusa constantemente ante Dios, pero que Cristo es nuestro abogado defensor que intercede por nosotros.

Así que: abogado tenemos:
[1 Juan 2:1]
“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

¿Por qué? Porque Él dio su vida por nosotros los creyentes.

Tenemos un abogado TODOPODEROSO para con el Padre: Jesucristo el justo. Cristo es nuestro abogado en el cielo.

Así que al fallar, inmediatamente pidamos perdón al Padre Celestial en el nombre de Jesús, diciéndole a Él con nuestra boca: Señor, me arrepiento de mis pecados.

Pero lo decimos con fe, sabiendo que Dios es fiel de acuerdo a Su Palabra para limpiarnos y borrar para siempre todo lo malo que hicimos.

El siguiente paso es este: Caminar con regocijo y olvidar todo lo que quedó atrás. Y esto tenemos que hacerlo todos los días con fe, hermanos, porque Dios es Santo y todo hombre es pecador. Pero por la Sangre de Jesucristo somos limpiados.


DESARROLLO:

Hermanos:

Tenemos que dar mucha importancia a la Sangre de Jesús, porque lejos del Señor Jesús nada podemos hacer.

Estemos conscientes que vamos creciendo en la gracia y conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y que nunca dejaremos de crecer. Porque nuestra vida es una carrera hacia la Eternidad, una carrera hacia el Cielo… es una lucha no contra carne y sangre, sino contra Satanás y sus demonios.

Así que tenemos que dar mucha importancia a la Sangre de Jesús porque sólo la Sangre de Jesús puede limpiarnos e interceder por nosotros ante el Padre.

Hermano: Honra la Sangre del Cordero. Sé un hijo de Dios que implora cada día por la Sangre del Señor Jesucristo.

Hay un testimonio profético en el Libro de Apocalipsis que habla justamente acerca de los hijos de Dios:

[Apocalipsis 12:11]
“12:10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.
12:11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos….”

Así que la Biblia nos está confirmando que nosotros tenemos que clamar por la Sangre de Jesús en cualquier lugar en donde se nos presente un intento de ataque de Satanás que quiera frustrar la completa voluntad de Dios en nuestra vida.

►La Biblia nos está confirmando que nosotros renemos que clamar por la Sangre del Cordero cuando pecamos, y pedirle al Señor que nos limpie con ella.

Tenemos que clamar porque esa es la Palabra del testimonio de nosotros, la palabra del testimonio de fe en Cristo Jesús.

[Hebreos 4:15-16]
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”

Alaba al Señor Jesús porque Su Sangre opera en beneficio nuestro.

[1 Juan 1:7]
“Pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la Sangre de Jesús nos purifica de todo pecado”.

Porque Dios el Padre ve la Sangre de Jesús en nosotros, es que somos santos ante Sus ojos.

Así que cuando el diablo te acuse por tus pecados ya confesados y perdonados, no te declares culpable; antes clama a la Sangre de Jesús.

No confieses cosas negativas sobre tí mismo, sino habla la Palabra de Dios y confiesa la Palabra, pronuncia con tu boca la Palabra de Dios, da testimonio con tu boca:

“Todo lo puedo en Cristo que me fortralece.
“Mayor es El que está en mí que el que está en el mundo.
“Si Dios es por nosotros, quien contra nosotros.
“Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y yo moraré en la casa de mi Señor por siempre.
“Cristo es mi esperanza de gloria. Mí pasado está bajo la Sangre de Jesús. Gracias Padre por Tu salvación.
“Te amo, Te adoro y confío en Ti Jesús.
“Tú eres Señor de todo. Tu Sangre es más que suficiente para limpiarme del pecado por mi oración de fe.
“¡Estoy agradecido que cada gota de Tu Sangre fuera derramada por mi!
“Yo clamo a la Sangre y la aplico sobre todo lo que es mío y sobre todo enemigo que venga contra mi vida.
“Mi vida es una vida de gozo y cada día que vivo es como un día del cielo en la tierra.
“Me regocijo en el Señor siempre.
“Siempre triunfo en Cristo Jesús.
“Jesús me ha hecho libre.
“El yugo de Jesús es fácil y ligera Su carga.
“Tengo el favor de Dios y nada me dañará.
“Ninguna cosa buena Dios se negara a concederme.
“Dios es por mí y El me bendice y me ha dado un maravilloso futuro.
“Jesús, mi Señor y mi Salvador, Tú eres digno de todo mi amor.”

[1Corintios 2:9]
“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que Le aman.”

[Juan 8:32]
“Y conocerás la verdad, y la vead os hará libres”.

[Juan 10:10]
“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.

[2Timoteo 4:7-8]
“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Ahora, me está guardada la corona de justicia, la cual el Señor (Jesús), Juez justo me dará en aquel día – y no solamente a mí, sino también a todos los que aman y esperan Su venida”.

“Un día, el Cielo tendrá una gran celebración y tú como creyente hijo de Dios oirás a Jesús diciéndote: “¡Bien hecho, buen siervo fiel!; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré: ¡entra en el gozo de tu Señor!” (Mateo 25:23).

Vive tu día y magnifica al Señor, glorifica al Señor Jesús y a Su preciosa Sangre, cantando con gozo salmos y alabanzas.


CIERRE:

[Juan 15:13]
“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.”

Jesucristo Mismo cumplió con este máximo amor al morir por nosotros a fin de que podamos ser perdonados de todos nuestros pecados y podamos tener comunión con Dios.

[Romanos 5:8]
"Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros."

Este ejemplo del amor extremo de Dios es para aplicarse a aquellos que seguimos a Cristo.

Hay una ilustración que quiero exponer para acabar:

“Dos hombres están perdidos en el desierto. Uno tiene agua, mientras el otro no tiene nada. Hay suficiente agua para que solamente uno de los hombres se salve de morir. Pero si comparten el agua, ambos morirán antes de que puedan ser rescatados. ¿Qué debe hacer el hombre que tiene la cantimplora de agua?”

Hay por lo menos 3 respuestas a esto:

  1. La respuesta según el mundo.
  2. La respuesta según los religiosos.
  3. La respuesta según la Biblia.

1. La respuesta según el mundo es: “Que el hombre que tiene la cantimplora mate al otro, le quite todo lo que tiene, se quede con el agua y se salve.”

2. La respuesta según los religiosos es: “Que el hombre que tiene la cantimplora debe tomar el agua para salvar su propia vida.”

3. La respuesta según la Biblia es: “Que el hombre que tiene la cantimplora debe renunciar al agua y dársela a su hermano para que éste salve su vida”

Hermanos: Las enseñanzas de Jesucristo tienen el fundamento moral más alto para los hombres de este mundo.

[1 Juan 3:16]
"En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos."

Es el amor de Dios en Cristo Jesús que nos permite a sus hijos voluntariamente entregar nuestras vidas por otros.

Nosotros también podemos experimentar este amor y mostrarlo a otros.

Por eso la Palabra de Dios dice:

[Romanos 8:38-39]
“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”

¡Gloria a Cristo!


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