lunes, 2 de febrero de 2015

El buen pastor





"...y habrá un rebaño y un pastor"
(Juan 10:16).




Las ovejas del Señor nacen ovejas y no chivos o cabritos.

No son chivos o cabritos que se transforman en ovejas, ni cizaña que se transforma en trigo.

Pero también hay ovejas y ovejas.

Sus ovejas al principio andan perdidas. Cuando el Buen Pastor ve que alguna está perdida, deja las otras noventa nueve, y la busca hasta que la encuentra.

Y cuando la halla, la pone sobre sus hombros, lleno de júbilo, y al llegar a su Casa, reúne a sus amigos y vecinos para que se alegren con él. (Luc.15:4-6).

Estando reunidas con otras ovejas, las ovejas del Buen Pastor sufren.

Sufren porque cuando van a comer del pasto y beber del agua tienen que comer y beber lo que fue pisado por las otras ovejas.

Son empujadas y corneadas hasta ser esparcidas, pero luego son salvadas por el Buen Pastor (Eze. 34:18-22).

Entonces el Buen Pastor va y llama por su nombre a las que son suyas, y las lleva afuera… no las deja más en el redil, sino que serán apacentadas en los montes de Israel, junto a corrientes de aguas (Eze. 34:13).

Después de llevar afuera a las que le pertenecen, él va adelante y sus ovejas lo siguen, porque conocen su voz; pero nunca seguirán al extraño… antes huirán de él (Juan 10.2-5).

Sus ovejas serán llevadas por el Buen Pastor a delicados pastos y a aguas de reposo… no serán más empujadas ni corneadas, sino recibirán refrigerio para sus almas, y serán guiadas por sendas de justicia.  Y nada les faltará (Sal. 23:1-4).

Durante la caminata, habrá valles de sombra de muerte y enemigos, pero Él estará con ellas. Su vara y su cayado las consuela.

El Buen Pastor da su vida por sus ovejas. Él conoce a sus ovejas y ellas lo conocen… sus ovejas creen en Él; oyen su voz y lo siguen.

El Buen Pastor les da vida eterna y jamás perecerán, ni nadie las arrebatará de su mano.

El Padre es quien se las dio, y el Padre es mayor que todos… y nadie podrá arrebatarlas de la mano de su Padre.

Ciertamente el bien y la misericordia les seguirán todos los días de su vida, y habitarán en la Casa del Señor por largos días.

Si tú eres una oveja del Señor, entonces el Buen Pastor te hallará donde tú estés, te traerá a su Casa y te apacentará junto a sus ovejas, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor.

En cuanto a las otras ovejas, y los carneros y cabritos, Él los juzgará (Eze. 34:17).

"Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma, dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía; pues ¿por qué había de estar yo como errante junto a los rebaños de tus compañeros?" (Cant. 1:7).

Si éste es tu anhelo, oveja del Señor, cuando el Buen Pastor te llame, simplemente oye su voz y síguelo, y serás apacentado junto a su rebaño eternamente.

¡Dios Te bendiga!





Aguasvivas.cl

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