La renovación espiritual en Gales duró solamente un año en su forma inmediata. Sin embargo, su influencia todavía dura hasta nuestros días.
El líder de este avivamiento fue el humilde joven galés llamado Evan Roberts (1878-1947), hombre de intensa y ferviente oración, un herrero-minero cuya autentica búsqueda de Dios le llevó a ser “un predicador laico”.
Roberts esencialmente lideró el avivamiento.
Luego de trece meses de buscar a Dios, dijo: “Tuve una visión de que todo Gales era levantada al cielo. Vamos a ver el más poderoso avivamiento que Gales haya conocido jamás; el Espíritu Santo viene pronto, preparémonos”.
Un día en la primavera de 1904, el poder de Dios barrió a Gales hasta que toda la Nación fue sacudida.
Informes de la época dicen que Roberts no era un orador muy eficaz. De hecho, no era un predicador; su desempeño era el de alguien que interpretaba lo que el Espíritu Santo quería hacer.
El avivamiento de Gales, básicamente, fue de oración, alabanza, gozo y victoria y el redescubrimiento del Espíritu Santo en las vidas de las personas. Roberts llevaba consigo el sentido de la presencia de Dios, por lo tanto, ese avivamiento fue redescubrir viejas verdades, presentadas en nuevas formas, para una nueva generación.
El Espíritu de Dios literalmente barrió con toda la tierra. Los templos estaban tan llenos que las multitudes no cabían puertas adentro. Las reuniones duraban desde las 10 de la mañana hasta la media noche, con tres servicios diarios.
Esa fue una revolución moral que cerró bares, tabernas, hoteles, y toda otra cosa que no fuera de Dios. El avivamiento en Gales fue un cuadro moderno de Hechos 4:21. Aquellos líderes del sanedrín, que vieron al hombre impedido de nacimiento estar de pie, sano, delante de ellos, no tenían con que argumentar en contra. Dios revindicaba su propio trabajo.
Eduardo Jefferies informó de milagros de sanidad que ocurrieron con las más admirables características. Los ciegos recuperaban su vista, los paralíticos tiraban sus muletas, los sordos respondían preguntas, personas que tenían los brazos retorcidos o debilitados podían levantarlos. Destacables curas de problemas de corazón… parálisis… y una variedad de otras dolencias.
Verdaderamente los días de Jesús y los Apóstoles parecían manifestarse nuevamente.
Esteban Jeffreys (1876-1943), tal vez el segundo ministro más reconocido en el avivamiento, dijo: “Tuve el privilegio de ser testigo de no menos de cien milagros en una semana”.
Tal vez el milagro más sobresaliente, sin embargo, fue que este avivamiento no era solamente para Gales. A través de los escritos de Frank Bartleman, un observador cronista del nacimiento del Movimiento Pentecostal de la calle Azusa, en Los Ángeles, podemos ver que hubo en América un efecto similar y correspondiente del avivamiento de Gales.
El legado del comienzo del siglo XX fue la preparación para el poderoso derramamiento del Espíritu Santo que la era moderna haya visto jamás.
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