(Juan 11: 40) Jesús
le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?
Tenemos en este capítulo
la historia de una familia creyente de Betania que eran muy amados por Jesús, y
también de algunos habitantes de Jerusalén que vivían en los alrededores,
porque Betania estaba cerca de Jerusalén, en las faldas del monte de los
Olivos, a poco menos de 3 km de distancia.
Allí en Betania vivía
Lázaro y sus dos hermanas. La Biblia no habla de sus padres, por lo que se
entiende que ya habían partido. Y dice la Palabra de Dios que Lázaro enfermó gravemente
de repente… y sus hermanas mandaron llamar a Jesús. Y hermanos, LBD que Jesús volvió
a Betania cuando Lázaro ya llevaba algunos días muerto y enterrado.
Hay ocasiones en que nos
parece que el Señor se tarda, y como que se retrasa, según nuestra apreciación.
Pero Dios sabe cuándo llegar.
Pero Dios llega para restaurar,
hermanos, aunque a veces parezca que es imposible lo que Él va a restaurar.
Algunos cristianos piensan a veces: Esto ya no resultó, esto ya se acabó, ya no
hay remedio para tal cosa, creo que Dios ya se olvidó de mi.
Ahora con estos 20 meses
de pandemia pensamos que nunca acabará esta plaga. Pero Jesús anticipó que habría
plagas en el mundo, en (Mateo 24: 7-8).
Así que no nos debe
extrañar lo que está pasando en el mundo, ni todas las tragedias que se van
multiplicando. Son señales antes de que Jesús venga, dice la Palabra de Dios.
Ahora: Dios nunca se
demora ni llega tarde, Él todo lo hace en el tiempo perfecto.
La Biblia nos dice que cuando
Jesús llegó afuera de la tumba de Lázaro se “conmovió… y lloró”. Eso quiere decir que Jesús siente y comprende
nuestras debilidades, nuestras luchas, nuestros fracasos, nuestras decepciones,
nuestros dolores… y podemos venir a Él todos los días para hallar fuerza y
aliento.
Claro, a veces los
problemas, cuando son muy grandes, parece como que derriban nuestra fe: (v, 21) Y Marta dijo a Jesús:
Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.
(v, 32) María, cuando llegó a
donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si
hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano.
A veces actuamos en la
vida, en los problemas, en la pandemia, como si Dios no conociera todas las
cosas.
Y decimos: Señor si
hubieses estado aquí, Señor si hubieses estado conmigo en esa enfermedad, Señor
si hubieras sabido mi necesidad… ¡PERO DIOS LO SABE TODO! ¡Y DIOS RESTAURARÁ
LAS COSAS A SU DEBIDO TIEMPO! PERO EN EL TIEMPO DE DIOS!
Es interesante ver que
primero le habló Marta al Señor, y después María, y las dos le dijeron a Jesús
las mismas palabras: “Señor, si hubieses
estado aquí, mi hermano no habría muerto”… y esto nos deja ver que toda la
familia pensaba lo mismo, como que le reclamaban… las dos hermanas se sentían
desalentadas pensando que Jesús los había abandonado cuando más lo necesitaban.
Vemos que las hermanas de
Lázaro estaban pasando por una crisis de fe tremenda. Y a veces nos vienen
también a nosotros esas crisis de fe.
A veces decimos: Dios me
va a ayudar, Dios me va a proteger… y nos enfermamos, o nos suceden cosas que
no esperamos… pero Dios lo sabe todo y siempre nos enseña algo nuevo para que
crezcamos en la fe.
La Biblia nos deja ver
cómo Marta ya había renunciado a toda esperanza. Para ella no había futuro, para
ella ya no había nada qué hacer. Fíjense: Ella ya no cree que Jesús puede hacer
algo… ella piensa que Jesús no puede remediar nada en la brutal adversidad…
ella piensa que no hay ya esperanza para nadie… Su hermano tenía 4 días de
muerto…y ante un desaliento así podemos tener varias reacciones:
1) Reclamamos a Dios por
la crisis que estamos pasando.
2) Culpamos a otros. “Tú
tienes la culpa… y alzamos el dedo para señalar.
3) Abandonamos la
esperanza, pensando que Dios no va a intervenir.
4) Declaramos que ya no
hay posibilidad alguna, que ya no hay salida.
5) Declaramos que ya ha
pasado mucho tiempo y Dios no va hacer nada en nuestro gran problema.
6) Y a veces llegamos
hasta a cuestionar el poder de Dios: (v,37)
Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía
éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?
Este es un ejemplo de
cuando esperamos que no nos suceda lo impensable, y nos sucede. Fíjense: Dios no
quería que Lázaro no muriera. AL CONTRARIO. Dios quería que muriera para ir más
allá de lo imposible y demostrar su GRAN PODER con un tremendo milagro quie
para todos era imposible… Dios hizo esto
y lo puso en la Biblia para que TODOS creamos que Jesús puede hacer cualquier
cosa imposible, aunque no lo haga según nuestro cálculo.
El Señor pone en la
Biblia este milagro tremendo para que aprendamos a ver que aunque el tiempo
haya pasado, no importa cuánto haya pasado…si parece que Dios no te ha
escuchado, no importa que los días pasen y no veas tu milagro. DIOS RESTAURARÁ
TU VIDA, DIOS TRAERÁ SOLUCIÓN A TU PROBLEMA EN EL MOMENTO JUSTO. ¡NO TE HE
DICHO QUE SI CREES Y VERÁS LA GLORIA DE DIOS? Ésta es la PALABRA DE DIOS EN EL
MENSAJE DE HOY.
Ya habían pasado 4 días y
Lázaro estaba enterrado… Era un hombre que estaba bien muerto. Y Dios lo permitió
a propósito, adrede, para que aprendamos a ver que Él, aunque parezca que no
hay ya ninguna esperanza, traerá al final la solución a nuestras vidas.
Las hermanas de Lázaro
estaban desconsoladas, sumidas en la tristeza, llorando en la aflicción… pero Jesús
vino a ellas y transformó su llanto en júbilo, Jesús llegó para restaurar, para
cambiar el lloro en gozo. Imagínese como se sintieron al ver a su hermano vivo otra
vez, tan normal como antes.
Muchas alabanzas se
levantaron a Dios en esa familia por el gran milagro que Jesús hizo delante de
todos. Y dice la Biblia que muchos creyeron en Jesús. La aflicción familiar se
transformó en canción y adoración ante el tremendo poder de Jesucristo nuestro
Señor.
Amados: Cambiemos la
murmuración y la queja por palabras de adoración y alabanza y gozo, porque el poder
de Dios restaurará todas las cosas.
Tenemos que superar ese
obstáculo que es a veces la incredulidad para confiar en la restauración del
Señor, aunque a veces nos parezca que Dios se tarda demasiado, como pensaban
las hermanas de Lázaro.
Podemos leer en la
Palabra que en Betania, cuando Jesús visitaba esa casa, había paz y gozo,
contentamiento… pero cuando Jesús se fue de allí a Betábara, lo que había era mucha
incredulidad y muy poca fe.
Vemos incredulidad en la
familia de Lázaro, vemos incredulidad en los habitantes de Betania, y vemos
incredulidad en los discípulos de Jesús. Nadie absolutamente creía que el Señor
iba a restaurar lo que ya estaba muerto:
(v, 16) Dijo entonces Tomás,
llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él.
Y hay otra cosa: A veces
hay piedras que se interponen en nuestras vidas o en nuestro servicio a Dios.
(vv. 38-39) Jesús,
profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una
piedra puesta encima. 39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del
que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.
La Biblia dice que Lázaro
estaba sepultado dentro de una cueva con una piedra puesta en la entrada. Y
aunque Jesús da la orden de: “Quitad la
piedra”, hay incrédulos que procuran impedirlo (como una de sus hermanas).
Esa piedra es figura de
puertas cerradas con las que el enemigo quiere impedir nuestro avance, nuestra
bendición, nuestra restauración.
La cueva es figura de las
cárceles espirituales donde el enemigo quiere tener cautivos los planes de
Dios.
Pero Jesús tiene las
llaves, y donde Jesús abre nadie puede cerrar. Por eso Dios le dice a la
iglesia de Filadelfia en (Apo. 3:8):
“He aquí he puesto delante de ti una
puerta abierta, la cual nadie puede cerrar”. Avancemos hermanos: Dios está
con nosotros. Dios está contigo removiendo las piedras que impiden la bendición
de la restauración.
Hoy hay mucha gente
enferma, debilitada, incapacitada, igual como había estado Lázaro antes de
morir… es gente que clama al Señor y parece que no hay respuesta.
Pero Jesús llegará y hará
el milagro poderoso… Jesús nos pone una muestra muy clara en esta historia.
¿Cómo estaban los órganos de Lázaro? Estaban en estado de descomposición, como
cualquier muerto que lleva 4 días enterrado.
Pero hermanos: Dios nos
muestra aquí que no hay nada imposible para Él. Su poder está por encima de la
muerte, y si está por encima de la muerte, también lo está por encima de toda
adversidad. (v, 43) Y habiendo dicho esto,
clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!
Aquél día todos decían
palabras negativas e incrédulas alrededor de Jesús. Naturalmente, todo mundo
daba por muerto a Lázaro y de seguro muchos pensaban: “pero cómo lo va a
restaurar Jesús?”, “este está loco”, “ya lleva cuatro días”… “el muerto está amarrado
con vendas de pies a cabeza”…. Eso decían los incrédulos.
Sus hermanas veían su circunstancia dolorosa, pero no veían a Jesús y Su Poder Restaurador.
¿Sabes algo? Lázaro
obedeció a la voz restauradora de Jesús. Y salió vivo de la cueva…salió hecho
un hombre nuevo.
A ver: Jesús le gritó que
saliera. ¿Pero Lázaro, como salió? Porque tenía los pies atados, y las manos
atadas, así que no se podía desatar él mismo. Además estaba súper muerto.
Tampoco podía ver nada, porque
estaba amarrado con vendas como una momia. No podía ver cómo salir. Pero miren.
La Biblia dice que Lázaro salió completamente atado.
(v,44) Y
el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro
envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.
¡HERMANOS DIOS NOS
MUESTRA AQUÍ QUE AQUELLO ERA IMPOSIBLE DE HACER! Por eso el Señor Jesucristo
nos dice hoy: ¿No te he dicho que si
crees verás la Gloria de Dios?
Tal vez en tu vida haya
cosas que parecen IMPOSIBLES DE HACER. Y vemos las
circunstancias terribles, la adversidad en contra, todo apuntando hacia el
abismo. Pero para Dios no importan las circunstancias, ÉL RESTAURA LO QUE
PARECE IMPOSIBLE.
Vamos a perseverar
obedeciendo al Señor y veremos Su gloria en nuestras vidas. No importa lo
difícil que sea tu problema, no hay nada difícil para Dios, absolutamente nada,
sea lo que sea, Dios lo va a restaurar si crees.
Hermanos: A veces hay
vendas en los ojos, o hay ataduras que impiden caminar libremente.
Hay ataduras espirituales
que están afectando el desarrollo de ciertas áreas de nuestra vida. Y a veces
por esta razón no hay avance o crecimiento, pero Jesucristo restaura,
Jesucristo trae libertad en medio de su pueblo.
Él usa su Poderosa Palabra
que actúa como espada de doble filo y corta las ataduras demoníacas trayendo
libertad para que avancemos hacia el propósito del Señor.
Porque no hay nada
difícil para Dios. ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?
Dios corrige a la hermana
de Lázaro, que ante la crisis ya había renunciado a creer en un milagro en la
vida de su hermano. Pero Jesús le recuerda lo que antes le había dicho… porque
con frecuencia, ante las dificultades, nos olvidamos de las promesas del Señor.
El requisito del Señor
para que veamos Su Gloria, es creer. Él hace los milagros, pero Él espera que
nosotros creamos a su Palabra. Cuando creemos en
Jesucristo tenemos la certeza de la vida eterna.
Todo aquel que cree en
Jesús, aunque esté muerto vivirá. La fe en Jesús trasciende la vida terrenal y
será recompensada en la eternidad, porque estaremos para siempre con el Señor.
Si Jesús se movió a favor
de Marta y María, ciertamente lo hará también por nosotros. No hay nada imposible
para Dios.
Vamos a dar gracias al
Señor por Su Palabra, en el Nombre Bendito de Jesús.
Dios los bendiga.