martes, 13 de mayo de 2014

Padre, perdónalos




«Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»
(Lucas 23:34).


QUIZÁS ES VERDAD QUE MUCHOS HOMBRES NO SABEN LO QUE HACEN CUANDO RECHAZAN A CRISTO.

SATANÁS SABÍA LO QUE HACÍA Y POR ESO NADA SE NOS DICE DE ALGÚN EVANGELIO DE PERDÓN PARA ÉL…

PERO LOS HOMBRES Y MUJERES PECADORES NO LO PUEDEN SABER PLENAMENTE, Y SU IGNORANCIA, AUN­QUE NO LES JUSTIFICA, PERMITE QUE PUEDAN SER PERDONADOS POR DIOS.

VAYAMOS AL CALVARIO PARA APRENDER CÓMO SOMOS PERDONADOS.

Y QUEDÉMONOS ALLÍ MISMO PARA APRENDER CÓMO TENEMOS NOSOTROS QUE PERDONAR.

PORQUE ALLÍ VEMOS LO QUE ES EL PECADO QUE ASESINA AL SEÑOR DEL AMOR, AL SEÑOR DE GLORIA, AL QUE HIZO TODAS LAS COSAS, Y POR CUYO PODER EXISTIMOS TODOS.

I. VEMOS EL AMOR DE  JESÚS  SOPORTANDO TODO EL CASTIGO PARA PODER SALVARNOS DEL INFIERNO.

VEMOS Y PRIMERO, EL ACTO HUMILLANTE DE LA MALICIA HUMANA.

PORQUE VEMOS AL SEÑOR JESUCRISTO, PURO, SANTO Y SIN MANCHA ALGUNA, SOPORTAR LA MAYOR VERGÜENZA DELANTE DE LOS HOMBRES PECADORES.
(HEB. 12:2) puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

VEMOS EL LÍMITE EXTREMO DEL SUFRIMIENTO PERSONAL DE NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR.

(SAL. 22:14-18) He sido derramado como aguas,
Y todos mis huesos se descoyuntaron;
Mi corazón fue como cera,
Derritiéndose en medio de mis entrañas.
15 Como un tiesto se secó mi vigor,
Y mi lengua se pegó a mi paladar,
Y me has puesto en el polvo de la muerte.
16 Porque perros me han rodeado;
Me ha cercado cuadrilla de malignos;
Horadaron mis manos y mis pies.
17 Contar puedo todos mis huesos;
Entre tanto, ellos me miran y me observan.
18 Repartieron entre sí mis vestidos,
Y sobre mi ropa echaron suertes.

II. VEMOS LO QUE SU MISMO AMOR NOS REVELA.

NUESTRO AMOROSO SALVADOR ORA, AUN ESTANDO EN LA AGONÍA DE SU MUERTE.

POR ESO SU AMOR POR NOSOTROS TRAE EL CIELO EN SOCORRO A AQUELLOS A QUIENES AMA.

III. VEMOS CÓMO EL AMANTE JESÚS ORA POR LOS PECADORES QUE LE MALTRATAN.

CRISTO ORA POR SUS INDIGNOS ASESINOS, EN EL ACTO MISMO DE SU CRIMEN.

CRISTO PIDE SU PERDÓN MÁS PLENO E INMEDIATO.

IV. OBSERVEMOS CÓMO SU ORACIÓN NOS ADVIERTE.

Y NOS ADVIERTE, PUESTO QUE SUGIERE QUE HAY UN POSIBLE LÍMITE AL PERDÓN.

LOS HOMBRES PUEDEN PECAR TANTO QUE NO QUEDE NI SIQUIERA ESTE RECURSO DE LA IGNORANCIA, NI NINGÚN OTRO.

V. VEMOS CÓMO CRISTO NOS INSTRUYE DESDE LA CRUZ.

ÉL NOS ENSEÑA A PERDONAR LAS MAYORES INJURIAS (MAR. 11:25) Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.

Y JESÚS NOS ENSEÑA A ORAR POR LOS DEMÁS HASTA NUESTRO ÚLTIMO ALIEN­TO.

¡OH SALVADOR BENDITO, TÚ NO PODÍAS SINO SER ESCUCHADO EN TU PLE­GARIA!

POR ESO TODOS AQUELLOS QUE POR IGNORANCIA Y SIMPLICIDAD TE PERSIGUIERON, HALLARON EL FRUTO DE TU INTERCESIÓN.

Y VEMOS QUE TRES MIL PERSONAS FUERON CONVERTIDAS POCO DESPUÉS CON MOTIVO DE UN SERMÓN… PERO NO FUE EL DISCURSO DE PEDRO, SINO FUE TU ORACIÓN LO QUE PRODUJO EL EFECTO.

ENTONCES ELLOS RECIBIERON LA GRACIA DE CONOCER EL SECRETO DE LA CRUZ Y DE CONFESAR EN VIRTUD DE QUE HABÍAN RECIBIDO PERDÓN Y SALVACIÓN, Y PUDIERON COMPENSAR SUS BLASFEMIAS CON ACCIONES DE GRACIA.

¿QUÉ PECADO HAY, SEÑOR, DEL CUAL YO PUEDA DESCONFIAR QUE NO SEA PERDONADO?

¿QUÉ OFENSA PUEDE EXISTIR QUE TÚ NO QUIERAS REDIMIR, SI ORASTE POR EL PERDÓN DE TUS ASESINOS Y BLASFEMOS?


¡DIOS TE BENDIGA!


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