“A
otros salvó; sálvese a sí mismo... si tú eres el rey de los judíos, sálvate a
ti mismo...” (LUCAS 23:35, 37).
LOS
GOBERNANTES DE ISRAEL LE DIRIGIERON ESTAS PALABRAS A JESÚS, Y TAMBIÉN LOS
SOLDADOS ROMANOS: ERAN CRUELES PALABRAS DE ESCARNIO.
ELLOS
HABÍAN OÍDO ACERCA DE SU PRETENDIDA CONDICIÓN DE SALVADOR… ELLOS HABÍAN OÍDO DE
SUS PRODIGIOS, Y DE CÓMO HABÍA PERDONADO LOS PECADOS DE LOS HOMBRES.
AHORA
QUERÍAN VERLO SALVARSE DE LA MUERTE.
SIN
EMBARGO, ELLOS NO LO HABRÍAN DE VER.
PORQUE
SI JESÚS SE HUBIESE SALVADO DE LA MUERTE, NO HABRÍA SALVADO A NADIE.
SALVAR
A OTROS Y SALVARSE A SÍ MISMO ERAN DOS COSAS IRRECONCILIABLES, INCOMPATIBLES… Y
JESÚS NO VINO PARA VIVIR, SINO PARA MORIR.
SI
NO HUBIESE MUERTO, EL GRANO DE TRIGO HABRÍA QUEDADO SOLO, Y LA VOLUNTAD DE DIOS
ERA QUE SU VIDA SE REPLICARA EN MUCHOS MÁS.
EL
GRANO DE TRIGO TENÍA QUE MORIR... ERA LA CONDICIÓN INDISPENSABLE PARA LA
MULTIPLICACIÓN DE VIDAS.
LO
QUE EN BOCA DE LOS GOBERNANTES ERA UN FRASE VENENOSA, ERA TAMBIÉN EL ATISBO DE
UNA GLORIOSA VERDAD. “A OTROS SALVÓ”
–DIJERON, CON VERDAD–… PERO NO DIJERON BIEN LO SEGUNDO.
MUCHAS
VECES SATANÁS Y LOS HOMBRES INSTIGARON A JESÚS PARA QUE HICIERA COSAS EN
BENEFICIO PROPIO.
Y
MUCHAS VECES TAMBIÉN LO HACE CON LOS SEGUIDORES DE JESÚS.
BASTA
QUE DIGAN UNA SÍLABA, Y TODO SE VUELCA A FAVOR DE ELLOS, LA CRUZ SE EVADE, LA
MUCHEDUMBRE APLAUDE, LA VIDA SE SALVA.
PERO
CRISTO NO HIZO ASÍ.
SALVARSE
A SÍ MISMO EQUIVALÍA A DESDECIR TODO SU MENSAJE, A OLVIDAR AL HOMBRE EN SU
CAÍDA, A PONERSE BAJO LA VOLUNTAD DEL DIABLO Y DEL MUNDO.
SALVARSE
A SÍ MISMO HUBIERA SIDO UNA DESGRACIA MAYOR AÚN QUE LA CAÍDA DE ADÁN.
PERO
JESÚS NO HIZO NADA POR SALVARSE DE LA MUERTE.
Y
POR SU MUERTE, HAY MUCHOS SALVOS HOY, Y LOS HABRÁ TAMBIÉN MAÑANA.
¡DIOS
TE BENDIGA!
Aguasvivas.cl
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