miércoles, 2 de abril de 2008

¿Oraciones no contestadas?


Hace tiempo, en un periódico de EEUU apareció en primera plana una noticia que decía así: “Oraciones no contestadas. Se encontraron cartas para Dios que fueron lanzadas al mar.”
 
Estas cartas, 380 en total, habían sido enviadas originalmente a un pastor de Nueva Jersey, pero habían sido lanzadas al océano. La mayoría de ellas sin abrir. ¿Por qué? Porque hacía tiempo que el pastor había fallecido y no encontraron destinatario.

Es un misterio cómo aparecieron las cartas flotando en el oleaje de las costas de Nueva Jersey. Las cartas habían sido dirigidas al pastor porque él había prometido orar a través de algún medio, tal vez la radio.

Algunas de las cartas pedían cosas frívolas; otras fueron escritas por cónyuges, hijos que sufrían o viudas angustiadas. En ellas vertían sus corazones a Dios pidiendo ayuda para familiares que estaban abusando de las drogas o el alcohol. Había muchas peticiones para parientes enfermos.

El periodista que escribió la noticia en el periódico también dijo que todas esas cartas flotantes contenían oraciones no contestadas por Dios.

¡Pero no es así!

Dios promete responder toda oración que es elevada a Él con corazón contrito y humillado. Porque si hay humillación ante Dios, entonces existe fe en el corazón. Y Dios no nos engañaría.

David, en su etapa de pruebas, padeció persecuciones, David pasó por angustias. Y en los momentos de máxima opresión escribió el Salmo 86, que no es otra cosa que un grito de angustia hacia Dios.

86:6 Escucha, oh Jehová, mi oración,
Y está atento a la voz de mis ruegos.
86:7 En el día de mi angustia te llamaré,
Porque tú me respondes.

Y Dios le respondió. David se pasó varios años huyendo de Saúl porque éste lo quería asesinar para que no heredase el reino de Israel. Pero Dios estaba con él porque David era un hombre de oración, un hombre que alababa con todo su corazón.

Y al final, la Biblia confirma lo que Dios hizo en la vida de David. Nada más y nada menos que lo puso en lo más alto, como rey de Israel.

Si algunas de las personas que escribieron las cartas lo hicieron con corazón contrito y creyéndolo, entonces pueden estar seguras de que Dios los escuchó. No importa si las cartas no llegaron a su destino terrenal. Pueden estar seguras que éstas encontraron su mejor destino: el Cielo.

Porque la palabra de Dios dice:

[Salmo 51:16-17]
51:16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.
51:17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

Esta es la manera más perfecta de acercarse a Dios. Sólo que el periodista que escribió la nota, por lo visto, aún no lo sabe.


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